6/12/08

La evolucion de lo "musulman" en España.

Para la sociedad española, el recuerdo del esplendor de la cultura y la civilización de AI-Andalus actúa, en cierta manera, como un lastre en el presente. Lo que los españoles han heredado del pasado no solo han sido tesoros arquitectónicos y artísticos, o la influencia de la lengua árabe sobre buena parte de las que se hablan en la península ibérica y sobre los topónimos de la mitad del país. El legado de AI-Andalus es una constante para la sociedad española que le remite a lo árabe y a lo musulmán pero, a la vez, es una interferencia entre la percepción del pasado y la vivencia del presente (Martinez Montavez, 1993: 88; Viguera, 1995).
No obstante, el actual desencuentro hispano-árabe al que se refieren algunos autores, debe mucho a la agitada relación histórica con el país vecino, Marruecos (Lopez García, 1992 y 1997). Desde el siglo VIII hasta hoy se han ido acumulando estereotipos que han nutrido y reforzado los antagonismos entre ambas sociedades. En el presente, hemos heredado la recurrente imagen del llamado moro, término-tópico al que la historia siempre ha dotado de nuevos argumentos para mantener en uso: el empleo de tropas coloniales marroquíes en el ejército español durante la represión de Asturias (1934) y la Guerra Civil (1936-39); el proceso de descolonización del territorio marroquí (1956) y sahariano (1975); la llegada de mano de obra inmigrante desde la década de los setenta a las principales ciudades españolas; y los recientes conflictos comerciales, sobre todo en la producción de cítricos y en la pesca (Larramendi, 1992: 14).
Hoy en día, a partir del fenómeno de la inmigración marroquí hacia España, se abre una nueva etapa de relaciones de vecindad entre la sociedad española y la marroquí. Esto también significa que se inaugura un nuevo capítulo de las percepciones de lo arabomusulmán, puesto que si hasta ahora sus referentes y significados componían la imagen de una alteridad lejana, ahora ésta se muestra cada vez más presente. Las implícitas demandas de tipo religioso y cultural que se derivan del proceso de reconstrucción de los núcleos familiares durante el trayecto migratorio, se convierten en las nuevas tarjetas de presentación de esta alteridad ya cotidiana.
A pesar de que la evidencia - cuanto menos estadística - nos confirma que la gran mayoría de los musulmanes residentes en España son de origen extranjero, no podemos concluir que esta presencia sea fruto exclusivo de sucesivos ciclos migratorios. quiero destacar explícitamente las expresiones religiosas musulmanas que se vinculan precisamente con el trayecto migratorio, no significa que no tengamos presente la influencia de otros factores en la reciente evolución de este colectivo en nuestro país. Así, también se tendrá en cuenta el reconocimiento del sustrato cultural de ciudades como Ceuta y Melilla, o el desarrollo de una densa estructura asociativa que agrupa a españoles musulmanes y musulmanes nacionalizados. Reconocer esta diversidad nos permite, no sólo reconstruir las fases de la contemporánea presencia musulmana en España, sino también contrarrestar las imágenes que atribuyen al Islam un carácter "foráneo", y mostrar cómo esta confesión religiosa se halla cada vez más presente en la sociedad española.

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